El puente del balneario de Cestona. Hennebique olvidado y abandonado

La revista «Le Beton Arme», órgano oficial de los concesionarios del Sistema Hennebique, publicaba en su número de febrero de 1907, que uno de los trabajos del mes de enero era un puente en Cestona del concesionario en San Sebastián Miguel Salaverría. El actual puente del balneario de Cestona (Zestoa) es el único que podemos identificar como realizado con el sistema del ingeniero francés tanto por sus dimensiones como porque expone al exterior en sus arcos, ya desventrados, el peculiar e inconfundible estribo Hennebique.

Situación del puente del Balneario de Cestona. / Google Maps, 2025

El puente se construyó al mismo tiempo que el puente de Tolosa, del que ya he escrito en este blog, siendo ambos puentes del tipo arco aunque en el caso de Cestona con mayor flecha y, en mi opinión, menor elegancia. En ese mismo mes de enero se realizaban también los trabajos de construcción del puente de la ermita de la Santa Cruz (calle Zumea) en Andoain (Gipuzkoa) de dos tramos rectos de hormigón armado sobre pilas de sillería del puente anterior. En el Fondo Hennebique del Centre d’Archives d’Architecture Contemporaine de París se conserva una fotografía del puente de Cestona que no ha sido publicada en la web.

Vista del puente del Balneario de Cestona. / Google Maps, 2025

Las aguas, el Gran Hotel y la estación de Cestona

Gran hotel. Balneario de Cestona a principios del siglo XX. / Postal. ZestoakoUdala - GureGipuzkoa.

Gran hotel. Balneario de Cestona a principios del siglo XX (abajo a la izquierda). / Postal. ZestoakoUdala – GureGipuzkoa.

El aprovechamiento medicinal de las aguas de Cestona data de la segunda mitad del siglo XVIII. Por sus propiedades eran idóneas para combatir el «reumatismo, contracturas, parálisis, heridas de armas de fuego, caries, úlceras atónicas» y otras afecciones y enfermedades. El balneario fue creciendo durante las décadas siguientes en usuarios y en instalaciones, con vaivenes históricos y crisis ocasionales. Madoz para mediados del siglo XIX, evalúa en 800 el número de agüistas, que en 1898 ya llegaron a 980 y a 2.253 en 1908, continuando en aumento hasta los años treinta.

Gran hotel. Balneario de Cestona. Grabado. / La Ilustración Española y Americana, 8 de junio de 1897.

Una de las razones del importante aumento de usuarios a finales del siglo XIX, es que en 1893 se planteó una ampliación importante de las instalaciones con la construcción de un «nuevo Gran Hotel» y la urbanización del entorno con paseos y jardines, que lo convirtieron en uno de los más importantes del país. La revista «La Ilustración Española y Americana» le dedicó en 1897 un reportaje gráfico con motivo de su inauguración en el que se decía que las obras habían finalizado en 1895 y que el hotel tenía capacidad para 240 personas. El arquitecto autor del proyecto era el afamado José Grases Riera (Barcelona, 25 de abril de 1850, Madrid, 18 de febrero de 1919), que había ganado unos años antes el concurso para el edificio de La Equitativa y que realizó, también en la capital otras importantes obras como el Palacio Longoria o el monumento a Alfonso XII.

Comedor del Gran hotel. Balneario de Cestona. Grabado. / La Ilustración Española y Americana, 8 de junio de 1897.

Tres décadas más tarde, en 1926, se inauguraría la estación “Cestona-Balneario” del ferrocarril del Urola que unía Zumarraga y Zumaia, obra del arquitecto Ramón Cortázar. Junto a ella se construyó (no consta que por el ferrocarril, por lo que probablemente fue costeado por la empresa del balneario) un nuevo puente arco de hormigón armado, de alzado muy similar al puente del balneario de Cestona realizado por Hennebique.

El puente de Salaverría y Hennebique

El puente del Balneario de Cestona, Fotografía estereoscópica s/f. / Conde de Polentinos. IPCE, Ministerio de Cultura y Deporte.

El puente fue realizado, como hemos dicho, por el empresario donostiarra y concesionario de François Hennebique en Gipuzkoa Miguel Salaverría. A diferencia del de Tolosa, consta de dos arcos de hormigón armado unidos entre sí mediante riostras, sobre los cuales se levantan esbeltos pilares doblemente acartelados en los que apoyan las vigas que dan soporte al tablero, también del mismo material. Apoya sobre estribos de mampostería y se remata con una sencilla barandilla metálica de catálogo, hoy parcialmente desaparecida en la zona central. Tuvo que ser sufragado por el propio balneario, como una iniciativa más destinada a facilitar los paseos de los agüistas. Probablemente tan solo daba paso a personas y caballerías y acabaría perdiendo su función al ser construido en los años treinta el nuevo puente de la estación. Por supuesto, el cemento utilizado sería, como siempre, el de Rezola.

El puente del Balneario de Cestona y las obras de la estación y el túnel del ferrocarril del Urola, a comienzos de 1923. / Postal. Colección Joaquín Cárcamo Martínez.

El puente del balneario de Cestona se halla hoy en un abandono extremo. El hormigón se encuentra en un estado avanzado de deterioro (probablemente por la sección estricta de sus elementos) y ha propiciado la exposición a la intemperie de las armaduras y su oxidación. Es posible que de haberse conocido su importancia en la historia de la construcción con hormigón armado se podrían haber realizado a tiempo los trabajos de mantenimiento necesarios. Desconozco si en la actualidad pertenece a la empresa del balneario pero estimo que, en cualquier caso, debería realizarse una evaluación técnica de las posibilidades de restauración para que pudiera ser incorporado al conjunto patrimonial constituido por el Gran Hotel con sus jardines, el puente histórico de piedra y la estación.